Por Anette Orillac, Psicóloga Clínica
Hoy quiero conversarles sobre la relación que hay entre nuestra salud mental y nuestras finanzas. Tener control sobre nuestros gastos puede llevarnos a tener más paz; por otro lado, abrumarnos con las cuentas puede ser una experiencia angustiante que merma nuestra salud mental, y si esto se vuelve crónico podemos enfermarnos.
No hay por qué sentir culpa si no sabemos manejarlo bien; probablemente estamos haciendo lo mejor que sabemos. Es posible que durante los años de formación académica no nos orientaran mucho sobre la importancia del ahorro. Por suerte hoy en día hay expertos en el tema y nos dan luces sobre cómo manejar las finanzas y sobre los porcentajes aceptables de endeudamiento, porcentajes recomendables de ahorro, etc. lineamientos que ayudan.
Tener unas finanzas saludables puede ser un reto o una dificultad con la que nos enfrentamos todos, y más ahora que la economía se ha deteriorado tanto por la pandemia. En ocasiones nos cuesta priorizar nuestros gastos y terminamos endeudándonos por un impulso del momento o efectuando una compra innecesaria solo porque el artículo estaba en baratillo.
¿Te ha pasado que llegas a una tienda “económica” y terminas comprando cosas que luego no sabes qué hacer con ellas? Día a día se nos va el dinero en pequeños gastos, cuya suma a fin de mes pudo haber sido un ahorro interesante. Ahora, pensemos en función de la administración de nuestra salud mental, ahí también tenemos esos gastos hormiga, es decir, esas actividades o situaciones que por más pequeñas que sean también nos restan energía que quizás pudimos ahorrar para manejar otras situaciones de crisis más adelante. Así como ahorramos dinero, podemos acumular bienestar emocional que nos prepara mejor para eventos futuros.
Hoy quiero compartirles lo que un inversionista extranjero me dijo hace años: “hay que cuidar los centavos, porque los dólares se cuidan solos”. Esto aplica para nuestros gastitos diarios. Míralo como un juego de mesa donde las fichas son emocionales: si ahorras, avanzas y ya eso es una ganancia emocional.
Llegar a fin de mes y ver cómo se fue todo el dinero en los gastos fijos y en la tarjeta de crédito puede crear mucho estrés y ansiedad. En la medida de lo posible, ahorrar un porcentaje de nuestros ingresos mensuales es una excelente medida y un hábito que traerá beneficios cuando más lo necesites.
¿Te imaginas ver el estado de cuenta después de haber ahorrado por todo un mes? Seguro te sentirías mucho mejor, no solo porque pagarás menos, sino por el orgullo de haberlo logrado, y el bienestar de tu ahorro emocional.
Así como las dificultades económicas pueden afectar nuestro bienestar emocional, también sucede a la inversa: las dolencias emocionales entorpecen la toma de decisiones y por ende no manejamos bien nuestras finanzas. Recuerda que no estás solo/a. Procura reconocer y expresar sanamente tus emociones para no incurrir en gastos emocionales.
Por otro lado, hacer un presupuesto basado en los ingresos mensuales, no solo está bien, sino que es el primer paso para tomar acción y sentirse más en control sobre la situación. Tener un segundo ingreso también puede aliviar el estrés. Si en algún momento sientes desesperanza e inseguridad, procura vivir el presente y resolver primero lo que sea más urgente; el pasado ya pasó y el futuro es desconocido.
Recuerda que superar la crisis no depende de fuerzas externas, sino de nuestra propia actitud; lo importante es saber que siempre hay opciones para resolver y es asunto de buscarlas. Una de ellas es visitar cuentas de Instagram de Mindful Finance así como @BolsilloYsencillo que ofrece buenos tips para comenzar a ahorrar.
Es importante reconocer que muchas personas llegan a consulta con síntomas relacionados a dificultades financieras. Si conoces a alguien que sufre, es aconsejable que busque ayuda psicológica para apoyarlo y sostenerlo durante su crisis; recuerda que la salud emocional es esencial.